Si solés estar hinchada, cansada, con digestión lenta y malestar general, tal vez quieras considerar una dieta libre de gluten.
Cambiar hábitos puede resultar difícil, sobre todo cuando hablamos de hábitos arraigados a nuestro día a día. Sin embargo, si ponés de tu parte, tomás consciencia y planteás un cambio paulatino, el cambio se hace hábito nuevamente, pero esta vez repercute de manera positiva en nuestra salud y calidad de vida.
El cuerpo es una máquina perfecta, tanto es así que tiene la capacidad de adaptarse a la alimentación que decidamos brindarle. Alimentarnos correctamente se refleja en un cuerpo sano, mente despierta y energía vital. Por el contrario, una alimentación incorrecta genera enfermedad, falta de vitalidad, somnolencia y cansancio.
Es tan importante lo que comemos, que tu dieta define tu propio estilo de vida.
La falta de tiempo, el trabajo, las obligaciones y la simpleza que queremos darle a la cocina nos llevan a elegir muchas veces opciones rápidas, industrializadas, desvitalizadas y sintéticas. Paquetes, latas, productos light, dietéticos y sobrecitos que prometen no engordar parecen ser una buena opción para "matar el hambre", pero en realidad nos alejan cada vez más de un cuerpo joven y vital.
Hoy hablamos de la dieta sin gluten, una tendencia que más que moda, promete beneficios, salud y bienestar general para quienes deseen perder peso, mejorar su rendimiento físico, reducir la fatiga, eliminar esa indeseable hinchazón estomacal, mejorar el tránsito intestinal, evitar la acidez estomacal y otras tantas mejoras en nuestro cuerpo que de manera individual notamos al dejar de consumirlo.
El gluten es un compuesto de proteína que se encuentra en el trigo y otros cereales.
La dificultad para digerir el gluten radica principalmente en la modificación transgénica y la alta industrialización y refinado que se realiza hoy en día a este grano, que lejos de ser genuino y digerible, se convierte en un adherente intestinal, dificultando su digestión, es decir, en el intestino comienza el problema.
Celiaquía y sensibilidad al gluten
Las personas celíacas no toleran el gluten y producen diarrea, siendo fácil el diagnóstico y la exclusión de gluten; pero existe una gran parte de la población que logra una digestión completa y asimilación del gluten, pero una vez que ingresa al torrente sanguíneo se dificulta su metabolización. Es aquí donde comienza la cascada de signos y síntomas asociados a la sensibilidad o intolerancia al gluten no celíaca, siendo el trigo el principal causante.
Perder peso, digerir los alimentos con mayor facilidad, ser menos susceptible a tener hinchazón, acidez o calambres estomacales, diarrea o estreñimiento, dolor de cabeza, pérdida de energía y cansancio, dolores articulares, insomnio e irritabilidad, son algunos cambios que vas a notar con una dieta sin gluten.
Una dieta sin gluten es perfecta para personas con enfermedad celíaca, pero también para todos aquellos que sin serlo, toman consciencia y notan el cambio al dejarlo. Un cambio que vale la pena probar.