Te invitamos a conocer en detalle todos los beneficios de las dietas bajas en carbohidratos desde un punto de vista científico. Las dietas bajas en carbohidratos provocan la mayor pérdida de peso en las primeras semanas. El peso que se pierde es mayormente peso líquido y se debe a la reducción de insulina y glucógeno provocada por la restricción de carbohidratos, dos hechos que favorecen la expulsión del exceso de agua que se almacena en el organismo.
La quema de grasas viene después, una vez se ha expulsado el líquido, y se trata de un proceso más lento, pero con resultados importantes a largo plazo. Se ha demostrado que las dietas bajas en carbohidratos provocan entre 2 y 3 veces más pérdida de peso que las dietas bajas en grasas. Una dieta baja en carbohidratos te permite comer hasta sentirte totalmente satisfecho y al mismo tiempo bajar de peso. La reducción de carbohidratos reduce el apetito y el número de calorías totales que se ingieren a lo largo del día, haciéndote sentir lleno durante más tiempo y eliminando los antojos.
Por otro lado, el aumento del consumo de grasa y proteína hace que el cuerpo queme toda la grasa ingerida. De acuerdo con varios estudios, limitar los carbohidratos ayuda a eliminar la grasa corporal, principalmente la grasa abdominal. Esto quiere decir que una dieta baja en carbohidratos es una forma eficaz de perder esa molesta barriga. Seguir una dieta baja en carbohidratos reduce los niveles de glucosa en sangre de forma totalmente natural, contribuyendo así a disminuir el riesgo de diabetes o síndrome metabólico. En una persona con diabetes, limitar los carbohidratos influye aún más positivamente y, de hecho, existe evidencia científica de que las dietas bajas en carbohidratos pueden suprimir la necesidad de seguir un tratamiento médico para reducir la glucosa. El consumo de carbohidratos provoca un incremento de los niveles de triglicéridos, una clase de grasa asociada a enfermedades cardíacas. De acuerdo con algunos estudios, las dietas bajas en carbohidratos disminuyen considerablemente los triglicéridos en sangre en ayunas y después de las comidas.
Tener la presión arterial elevada aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales e insuficiencia renal, y las últimas investigaciones han concluido que reducir el consumo de carbohidratos ayuda a bajar significativamente la presión sanguínea.
El colesterol HDL es lo que comúnmente, aunque de forma errónea, llamamos colesterol bueno. Y es que: cuanta mayor es la cantidad de colesterol HDL en sangre, menor es el riesgo de enfermedad cardíaca. Dicho esto, las dietas bajas en carbohidratos contribuyen al aumento de colesterol HDL porque proclaman un elevado consumo de grasa saludable, una de las formas más eficaces de aumentar este tipo de colesterol.
La restricción de carbohidratos también tiene efectos positivos en el colesterol LDL. Reducir la ingesta de carbohidratos transforma las partículas LDL pequeñas y densas (malignas) en grandes (benignas) y disminuye el número de partículas LDL totales en sangre.
Adoptar una dieta baja en carbohidratos mejora todos y cada uno de los síntomas que constituyen el síndrome metabólico: tensión alta, niveles de triglicéridos y glucosa elevados, obesidad abdominal y colesterol HDL bajo. Todos ellos han sido tratados en los puntos anteriores.
El consumo muy reducido de carbohidratos provoca un estado de cetosis en el que el organismo utiliza los cuerpos cetónicos en lugar de los carbohidratos para producir energía.
Aplicado al cerebro, los cuerpos cetónicos no solo sirven de combustible, sino que además mejoran las funciones cerebrales y funcionan como tratamiento para la epilepsia en niños.
Hoy en día, también se están estudiando los posibles efectos de las dietas bajas en carbohidratos en el Alzheimer o Parkinson.