¡Se me cae el pelo! ¿Qué hago?

Dentro de las alteraciones más comunes de esta temporada otoñal, nos encontramos con una infaltable: la caída del cabello en lo que se conoce como “Efluvio Telógeno Estacional”.
Es que estamos en plena temporada de ¡renovación!

Esto se produce al perderse la sincronicidad entre la cantidad de cabello nuevo y el que esta recambiándose, es progresivo y aleatorio necesariamente o padeceríamos calvicies localizadas, que serían realmente muy antiestéticas. 

La naturaleza siempre tiene una fase de recambio, y para el pelo podemos considerar que cada 100, hay siempre un 15% en dicha fase, y en general nos lleva unos cuatro años en renovarlo completamente.

El ser humano en su afán de evolucionar se olvida que posee un pasado genético común a cualquier otro mamífero, y como tal los ciclos de la naturaleza nos inducen a modificaciones y cambios a todos; claro hay personas más sensible, y otras con mejor adaptación al medio; pero en definitiva todos nos encontramos frente a las mismas circunstancias si de naturaleza se trata, y lo cierto es que en otoño no vamos a quedarnos “calvos” sino que simplemente tenemos más cantidad de cabello en su fase de desprendimiento o telógena, que es máxima a final de la primavera, pero recién comenzamos a notarlo ahora en otoño, cuando se completa el ciclo de aproximadamente 3 meses que demora en completar su desprendimiento.

Hay que sumar en la calidad del cabello, el desgaste natural de verano (sol, playa, agua de mar o piletas, altas temperaturas etc.) y que este no puede auto repararse como la piel. Por otro lado, si bien la edad no induce forzosamente una caída del cabello, con los años, el crecimiento del cabello es más lento, menos espeso y la cabellera pierde su densidad inicial.

También es interesante observar, -ya que vamos a aportar una cuota de optimismo en el tema- que la melatonina de la que ya tanto han escuchado hablar como la reguladora de nuestros ritmos biológicos, se secreta con ausencia de luz solar, cuando vamos a descansar; está implicada también en la regulación del crecimiento capilar.

Como los días comenzaron a acortarse, la secreción de melatonina puede aumentar, y mediar en varias acciones positivas para el crecimiento normal del pelo; por ejemplo, promover la fase anágena o de crecimiento, inhibir la muerte celular programada en células residuales del folículo piloso mediante la atenuación del estrés oxidativo, y también puede contrarrestar la acción celular inducida por la testosterona. La melatonina actúa al nivel capilar a través de receptores específicos presentes en las membranas y las células de los queratinocitos, que forman el pelo. 

Es importante considerar y respetar los horarios de descanso para que el ritmo biológico funcione correctamente.

En resumen, nuestro organismo tiene todas las armas necesarias para recuperar - aunque no hagamos nada- el estado normal de nuestro cabello. No obstante, siendo conscientes del desgaste habitual en el que nos movemos a diario, nunca esta demás aportar algunos cuidados para mejorar esta reparación natural.

Lo nuevo para ayudar en este proceso es la genética capilar

El uso de marcadores genéticos, partir de la identificación de dos genes que estimulan el ciclo de crecimiento del cabello, nos permite contar hoy en día con un producto de uso muy sencillo, tanto para gabinete como en domicilio que tiene como función reactivar el crecimiento de cabello nuevo, su función es estimular el ciclo de crecimiento del cabello, acortando el período de reposo y origina una nueva fase de crecimiento o anágena. El producto se aplica en el cabello limpio y seco, con un suave masaje, y no se enjuaga. Dentro de las aplicaciones estéticas podemos combinarlo con alta frecuencia y masajes capilares previos a la colocación.

Finalmente, recordemos que una dieta equilibrada puede favorecer nuestra salud capilar y ser útil para una mejor acción y rendimiento del tratamiento. El cabello está compuesto por la proteína queratina y minerales como el azufre, magnesio, silicio, selenio y cobre. El objetivo de una dieta que a compañe la reparación capilar es entonces la búsqueda de los alimentos que tengan esos nutrientes para fortalecerlo, algunos ejemplos serian:

Vitaminas del complejo B (B6 y B12): pescado, carne de vaca y cerdo, hígado, pollo, soja, huevos, legumbres, frutos secos, cereales integrales (fuente de ácido fólico B9, que ayuda a oxigenar la sangre de los folículos pilosos), levadura de cerveza (es un nutriente natural que contiene cantidades importantes de vitaminas del complejo B, una cantidad considerable de aminoácidos esenciales y otros minerales). La vitamina B es necesaria para muchas reacciones enzimáticas y sobre todo y muy importante para regular nuestros niveles de estrés. La falta de B12 puede provocar sequedad cuero cabelludo, la aparición de canas o una caída más abundante.

Vitamina C: limón, naranja, kiwi, espinaca y brócoli son muy ricos en esta vitamina (estos alimentos intervienen en la síntesis del colágeno, tejido colectivo que constituye el cabello y ayuda en la absorción del hierro, fundamental en la formación del mismo).

Son ricos en Zinc los higos, los espárragos, el mani, las nueces, las berenjenas, el chocolate y el apio.

El ácido fólico B9 se proporciona al cuerpo mediante los cereales, las nueces, granos enteros, jugo de naranja y el trigo. La importancia de la biotina, vitamina H o B8 y el ácido fólico b9, ácido pantoténico o b5 es que ayudan en las actividades metabólicas de los tejidos que tienen células de rápida multiplicación como ocurre en el caso de nuestro cabello y uñas.